El frío.
Hacía mucho frío. La niebla había escondido con su manto blanco el puente que divide a la ciudad de Neuquén con la de Cipolletti. Los fumadores inhalaban su humo nicotínico pero desconocían si lo largaban o lo que salía de sus pulmones era el vapor del agua condensada en el aire. Jugamos, después de varias semanas, siendo 10. Los equipos se formaron de forma arbitraria: por un lado, estábamos quien escribe, mi hermano y sus amigos. Por el otro, los demás. La temperatura complicaba la entrada en calor de los jugadores. Varios arrancamos de manga larga. Había jugadas bien ofensivas, y bastante presión por parte de ambos equipos. Si no me equivoco, el rival marcó primero. Por un buen rato, estuvieron arriba en el marcador, pero eventualmente los igualamos. En algún momento logramos la ventaja. Nunca nadie dió por perdida la partida. Y la cosa fue peleada, marcada por errores defensivos de ambos bandos. Algunos goles de carambola y otros de muy buena calidad. En algún mom...