La cultura
La cultura es muchas cosas, pero nada más que un concepto insignificante, especialmente los valores que mutan mucho en el tiempo. Sin embargo, las tradiciones y los rituales se mantienen mucho en el tiempo, al punto de que olvidamos su significado. Al final todos morimos. |
Decimos los humanos que nos diferencia de los animales que tenemos conciencia de nosotros mismos, pero sospecho que los animales también la tienen.
Le dedico mucho de mi tiempo a pensar en la cultura.
También aseguramos que nosotros construimos, tenemos progreso, arte, etc. Los humanos, desde niños, jugamos con sonidos, nos contamos cuentos, usamos ladrillitos para construir edificios y autos.
Los gatos también juegan. Juegan a cazar, juegan a pelear. Luego, cuando son grandes, usan las habilidades, los "skills" que consiguieron, para sobrevivir. Igual nosotros (y los cuervos, que construyen herramientas y resuelven problemas). Hasta acá somos la misma cosa. Nosotros jugamos a tocar música, a hacer matemáticas, a construir, y eso deviene en nuestra forma de conseguir sobrevivir. Y deja de ser juego.
Pero nosotros, en el momento en el que vaciamos de significado al juego, convirtiéndolo en una "herramienta de trabajo (para sobrevivir, igual que los gatos), separamos parte de lo ganado y lo guardamos para los jueves, para jugar.
Y jugamos al fútbol.
Y el jueves pasado jugamos al fútbol otara vez, de buena forma. Y vimos que cada vez somos más, porque a pesar de haber bajas cerca de la fecha, se jugó y fuimos diez, como corresponde.
De un lado estuvimos quienes ganamos. Del otro, quienes perdieron. Pero todos jugamos bien, y fue un partido parejo, pensado, fuerte por momentos. Se usaron todas las herramientas que el humano/animal aprende jugando.
Durante la primera parte del encuentro fui arquero. Ví desde atrás numerosas jugadas que terminaron en gol para mi equipo. No tantas (y no me estoy jactando) en contra nuestra. Sin embargo, los que perdieron también jugaban, y llegaban.
El trámite estuvo lleno de valentía, pases y palabras (más de lo que a mí me gusta, pero es cosa mía eso). Hubo también faltas y reproches. Hubo un gol de taco y otro que fue pase del arquero a un volante(?) y cabezaso del 9(?) que valieron gritos desaforados de festejo.
Pero lo más importante fueron los chorizos. Los chorizos que cocinó un jugador que no jugó ese día. Y sin embargo vino, hizo el fuego, cocinó y se quedó.
Se llama Alan y es un capo.
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