Aplausos

 


Es muy fácil para mí considerar el de hoy como un gran partido. Y esto es porque desde que volví a las canchas, hoy fue la primera vez que me sentí en plenitud. Como un ave rapaz, permanecí atento durante todas las jugadas y en una buena cantidad de ocasiones, respondí como deseaba. Me siento feliz.

Descubrí una vez más, también,  que si me alejo de los vicios estúpidos como inhalar tabaco, mi cuerpo se siente mejor y mi cerebro responde en concordancia.

La gente del complejo de canchas nos reconoció un beneficio debido a un error durante la semana pasada. Es por esto que nuestro encuentro fue gratuito. Brindo por este sano comportamiento. Hablando con algunos compañeros, hemos concluido que este es el inicio de una bella relación entre nosotros y los proveedores de cancha. Salud! Ahora, a lo deportivo.

El partido arrancó cuando éramos cuatro contra cuatro, y la cosa estaba pareja. En un momento hicimos el primer gol, pero el rival atacaba fugazmente, aprovechando las características individuales y pront nos empató.

En algún momento fuimos ya cinco contra cinco. Y la diferencia se hizo más amplia. Nuestro orgullo fue discutido eventualmente por un rival, mi hermano, que quiso hacer valer el hecho de que muchas de las suyas "habían pegado en el palo".  Es verdad lo que dijo, pero nosotros también tuvimos palos.

Eventualmente llegó un onceavo jugador. Arbitrariamente dije que no tendría sentido que juegue para ambos equipos y nos lo adueñamos. Todos parecieron estra de acuerdo, pero en esas situaciones suelo dudar de mi autoridad y elaboro fantasías que me ponen nervioso.

El sexto juador, que entraba esporádicamente, jugó como una especie de baseballista que hacía goles para pedir el cambio y volver a salir. Aplausos magistrales para el.

 


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